El laberinto del mundo
José Antonio Lugo
Regresamos a la edición Conard de la correspondencia del autor de Madame Bovary, publicado, este tomo, en 1930.
A Alfred Baudry, 24 de enero de 1877: «¿Sería tan amable de prestarme Filosofía en la Alcoba, del marqués de Sade. Es para hacerle conocer ese libro divino a un amigo que vendrá a verme».
A Madame Roger des Genettes, 15 de febrero de 1877: «El Padre Hugo (Victor Hugo), en ocho días va a publicar dos volúmenes de La leyenda de los siglos. Este viejo comandante está más joven y encantador que nunca. Lo veo seguido».
A Guy de Maupassant, mayo de 1877: «¿Puede venir a cenar el viernes a las 18:30 para escuchar el primer capítulo de Bouvard y Pécuchet?».
A Madame Roger des Genettes, agosto de 1877: «Leí la correspondencia de Balzac y me ha entusiasmado poco. Se ocupa demasiado de sus asuntos. Jamás vemos en ella una idea general, una preocupación que vaya más allá de sus intereses. Balzac no se preocupa ni del arte, ni de la religión, ni de la humanidad, ni de la sociedad. Lo que no quita que sea un buen hombre. ¡Qué vida lamentable!».
A su sobrina Carolina, 29 de agosto de 1877: se despide de la carta firmando «tu viejo ancestro Cro-Magnon».
A Emil Zola, octubre de 1877: «Goncourt está escribiendo sobre las putas de Luis XV. ¡Mierda en contra del orden moral!».
5 de noviembre de 1877: «¡Paul Féval (el autor de una novela menor, El jorobado de Lagardère) está a las puertas de la Academia Francesa! ¡Vaya, todavía hay de qué reírse!».
A Madame Roger des Genettes, 10 de noviembre de 1877: «Esta mañana exclamé un gran «uff» porque terminé mi abominable capítulo de la ciencia» (en Bouvard y Pécuchet).
27 de mayo de 1878: «Me invitaron al centenario de Voltaire. Sus enemigos están destinados al rídiculo. De él se puede decir que es inmortal. (…) El aplomo de Zola en materia de crítica se explica por su inconcebible ignorancia».
A Guy de Maupassant, junio-julio de 1878: «¿Y mis notas sobre el idiota de Stendhal?».
A Emil Zola, 23 de septiembre de 1878: «Guy de Maupassant me habló con entusiasmo del primer capítulo de Naná. Encuentra que no ha escrito nunca algo tan bello».
A Madame Roger des Genettes, 16 de octubre de 1878: «No he leído el último poema de Sully Prudhomme (el primer premio Nobel de literatura). La ausencia de imágenes de estos poetas me choca. Su profundidad sólo contiene vacío y su simplicidad es pobretona».
A Georges Charpentier, 29 de enero de 1879: «Sí, es cierto, tuve un fuerte esguince, con fisura del peroné. No es peligroso, pero será larga la recuperación».
A J.K. Huysmans (el autor de Al revés, la novela decadente que inspiró El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde), febrero-marzo de 1879: «Me siento contrariado (sobre su novela Las hermanas Vatard) de ver un hombre tan original como usted abismar su obra en esas niñerías. ¡Sea valiente, y no crea en las recetas».
A Guy de Maupassant, 21 de febrero de 1879: «Nótese que vivo en la inmovilidad, la soledad y la oscuridad».
A su sobrina Carolina, sobre su situación financiera, 11 de marzo de 1879: «¡Estamos al fondo del abismo! Se trata de salir de allí, es decir, de poder subsistir».
A su sobrina Carolina, 16 de abril de 1879, sobre las coplas obscenas que escribió Pinard, el abogado imperial que acusó de obscenidad a Flaubert por Madame Bovary: «Este santo hombre ayer comulgó en Notre Dame… ¿no es hermoso? Me dan ganas de reventar. Es más fuerte que uno».
A X, junio de 1879. Acepto la plaza, tres mil francos por año».
A su sobrina Carolina, 3 de junio de 1879: «Estoy muy triste por los daños ocasionados a mi pobre Buda. Una esquina del pedestal está rota y un ala de los brazos partida. ¿Dónde quedó el pedazo?».
A Madame Roger des Genettes, 13 de junio de 1879: ¿Conoce Schopenhauer? Le he leído dos libros. Idealista y pesimista, o quizás budista. Bien para mí».
A Guy de Maupassant, 8 de octubre de 1879: «Así es el mundo: cuando uno no llora, vomita de tristeza».
A Emil Zola, 3 de diciembre de 1879, comentando su artículo sobre La educación sentimental: «¡De qué manera me ha vengado! Mi opinión secreta es que tiene usted razón: es un libro honesto«.
A su sobrina Carolina, 31 de diciembre de 1879: «¡Que 1880 sea ligero para ti! Para mí, espero terminar Bouvard y Pécuchet, porque ¡no puedo más!».
27 de enero de 1880: «Bola de sebo, el cuento de mi discípulo (Maupassant) es una obra maestra de composición, de capacidad de observar, de comicidad».
A Emil Zola, 15 de febrero de 1880: «Pasé todo el día hasta las once y media de la noche leyendo Naná. Si tuviera que destacar todo lo que encuentro de raro y de fuerte, haría un comentario sobre cada página. Los caracteres son maravillosos y la muerte de ella es miguelangelesca. Un libro enorme».

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