Una atmósfera de coliseo, convertida en carpa mediática de la sociedad del espectáculo y el entre-tenimiento. Una gradual y creciente sumisión del pensar ante la fe y la autoridad, el miedo y la incertidumbre, ante el estado de contingencia en que se vive la vida. Una sustitución generalizada del conocimiento por la creencia (no es casual que se diga “yo siento” en lugar de “yo pienso”.
