“La silueta que surge a mi lado me rehace y la sigo bajo el agua hasta salir en un bajo del estanque. La recorro con mis manos. Ella responde complaciente. Sexo cognitivo. Después sé que he cometido una transgresión. ‘Agartha, Agartha, Agartha’. Eso escucho en los jadeos de la mujer mientras se entrega”.
