La dama del kimono

“El santuario vecino duerme porque abrirá temprano para quienes irán a dar voces y palmadas y tocar un cascabel para despertar a los dioses. Agua, piedra y madera. El estanque canta detrás de la galería del hotel con su cascada hembra derramándose inclinada en los modales de las mujeres japonesas que caminan mirando al suelo: la docilidad”.

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