Devueltos al imperio

“A pesar de todo, El imperio perdido es un libro solar, de mediodía. Es cierto que todos sus desenlaces son tristes y que la tristeza es crepuscular, que sus páginas condensan una época malograda, la bitácora de preliminares históricos aciagos, la suma de destinos vueltos a la nada. Pero este libro es luminoso porque recuerda”.

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